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La política del negocio. Cómo la Administración Bush vendió la guerra de Irak

Horsori,

Barcelona,

480 págs.

Para saber más sobre las técnicas de manipulación de masas

José Luis Gordillo

Coincidiendo con el décimo aniversario de la invasión de Iraq, el lector interesado en conocer todos los entresijos de aquella aventura neocolonial tiene ahora el privilegio de poder devorar este documentadísimo libro de Enrique Bocardo, profesor de Filosofía Moral y Política de la Universidad de Sevilla, sobre unos de los aspectos más inquietantes de aquella guerra de agresión, a saber: la aprobación que dio a la misma la mayoría de la población de Estados Unidos. Todo el mundo sabe que aquella guerra se justificó con mentiras, pero lo que tal vez se conoce menos es la manera calculada y planificada con la que dichas mentiras fueron incrustadas en la psique de los ciudadanos norteamericanos.

 La pasión de Enrique Bocardo por cimentar todas sus afirmaciones en datos contrastados le convierte en una rara avis de la filosofía licenciada española, más propensa a la simplificación histórica y a la especulación sin fundamento que al riguroso análisis pegado a la realidad que aquí exhibe Bocardo. La política del negocio es sobre todo un ensayo —algo desordenado en su exposición, todo hay que decirlo— sobre la estructura de poder que gobierna Estados Unidos, lo que el autor llama la Oligocorporocracia, y sobre el modo contemporáneo de fabricar el consentimiento de las poblaciones para que éstas acaben apoyando decisiones que, de entrada, rechazaban. Eso le sucedió entonces a la población norteamericana en relación con la invasión de Iraq y les está sucediendo ahora a los millones de votantes de los partidos gobernantes en la UE que están procediendo al desmantelamiento del mal llamado “Estado del Bienestar”. Como muy bien dice Bocardo en su extraordinario libro: “Uno de los aspectos más inquietantes de la naturaleza humana se manifiesta en la mansa sumisión con la que los seres humanos acatan las decisiones del gobierno, tanto más si se tiene en cuenta que, en raras ocasiones, esas decisiones favorecen claramente sus intereses y, en la mayoría de los casos, solo les acarrea más opresión y miseria”.

29 /

1 /

2013

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

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