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El Lobo Feroz

El parto de los montes

Despues de un montón de idas y venidas, y de marear la perdiz diciendo buscar un pacto a dos bandas, también con Podemos  e Izquierda Unida, el Psoe ha acabado abrazándose a la nueva derecha que representa Ciudadanos.


Ciertamente, el montón de idas y venidas de las negociaciones ha tenido la virtud de destapar algunas incongruencias e inexperiencias en los partidos de la izquierda. Mucha prisa han tenido los tribunos. Y algunas formulaciones imprudentes.

No está claro, ni mucho menos, que el pacto Psoe-Ciudadanos  logre el objetivo de la investidura de Pedro Sánchez como presidente del gobierno. No es fácil que Rajoy se resigne a esa posibilidad: preferirá forzar nuevas elecciones en junio.

De cualquier modo, resulta irrisoria la pretensión de que los acuerdos entre Psoe y Ciudadanos puedan abrir un período de readaptación de la Constitución: en esos acuerdos se trata de cuatro chorraditas, incluida la eliminación de las Diputaciones, que ni de lejos satisfacen las necesidades de cambio constitucional real.

El probable aplazamiento, de nuevas elecciones para junio,  puede dar tiempo a muchas cosas. El PP necesita liberarse de la ristra de escándalos en que está inmerso, pero ello implica algo casi imposible: que Rajoy, bajo cuyo manto se han producido, abandone un cargo que no parece dispuesto a ceder (y, si hay que decir la verdad, tampoco es fácil hallar en el PP a alguien que le pueda suceder fácilmente). Por otra parte en junio, si se da de verdad una auténtica coalición generalizada de Podemos e Izquierda Unida  y partidos afines, esa coalición podría superar al Psoe, pues no parece fácil que este partido pueda aportar algo nuevo para entonces.

En opinión del Lobo que suscribe, que no se haya producido una coalición de la izquierda con el Psoe no es ninguna desgracia. Tal como está la Unión Europea —un tema que la izquierda debe madurar rápidamente—, con sus imposiciones, y con la fuerza del PP en el senado, ese gobierno no podría hacer mucho más que desacreditar a sus componentes.

Lo que sí está meridianamente claro —especula el Lobo— es que todavía no le ha llegado su momento a la izquierda de verdad. Pero, aunque tarde, su hora llegará… Llegará si en vez de cábalas electorales la izquierda logra resucitar un movimiento social verdadero.

27 /

2 /

2016

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

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