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Diccionario enciclopédico de la vieja escuela

Tusquets,

Barcelona,

477 págs.

Álbum de cultura popular

Antonio Giménez Merino

“Si las cuatro provincias de Cataluña fueran los Beatles, Barcelona sería Paul McCartney, pero tocando con la derecha”.

Es Pérez Andújar un gran retratista del contraste entre la Barcelona céntrica del diseño y el escaparate y la periférica que echa sus raíces en la gran emigración de posguerra. En este mundo subalterno fue donde se crió (ver su magnífica Paseos con mi madre) y donde desarrolló una infancia realmente feliz (en el sentido de una infancia propia). Y desde ahí nos muestra cómo la conformación de la identidad está en las cosas, en el trabajo, en la calle, en los barrios, es decir, en aquello que ha sido negado por un modelo de desarrollo urbano especulativo y orientado descaradamente hacia el turismo. Esto —y el escribir en lengua castellana— explica que estemos ante un autor incómodo para la burguesía y para el nacionalismo locales (como se ha visto con el intento de boicot a su pregón para las pasadas fiestas patronales de la ciudad y reproducido en el anterior número de mientastanto.org).

Pérez Andújar nos ofrece aquí un álbum de textos breves (unos publicados en la prensa o en blogs, otros inéditos) pensado como un bonito juego de referencias cruzadas con el lector y presentado en el formato de libro más común en todas las casas (el diccionario enciclopédico), también en las de las familias menos acomodadas. Es eso coherente con la crítica del libro al clasismo, empezando por el de los muñidores de un modo elitista de definir lo que queda dentro y lo que queda fuera de la “cultura”. El autor nos recuerda que ni siquiera penetró en la literatura de la mano de los grandes del género, sino a través del tebeo y la novela ilustrada popular, es decir, en un terreno entre lo popular y lo pop. Y es esta subcultura la que reivindica y tiene más entrada en las voces de este diccionario (al lado de otras dedicadas al cine o la música), y no la de la alta cultura que Pérez Andújar conocería posteriormente en la universidad central de la ciudad que cuenta. Pues, con todos sus problemas (el tebeo o el cine y la música de masas forman ya parte de una industria moldeadora de arquetipos sociales), ha tenido una influencia notable en la educación sentimental y moral de las clases trabajadoras de la generación llegada a adulta en los años ochenta.

23 /

10 /

2016

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

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