Skip to content

Greg Palast

El presidente anuncia la "sociedad de la propiedad"

Dice a la convención que ha ordenado el acceso a los fondos de la Seguridad Social

En el estúpido y descabellado —pero impresionante y amenazante— entramado que George W. Bush trató de vendernos en su discurso de aceptación de esta noche, hay una cosa que él y sus amaestradores llaman la «Sociedad de la Propiedad». Queda chulo lo de «propiedad». Cada uno se lleva un pedazo de la tarta. Todos ganamos cuando la economía va viento en popa. Claro. Pero bajo la mierda del hurra a la libre empresa, se esconde el viejo propósito de comerse los ingresos de la Seguridad Social para convertir en permanentes las rebajas de impuestos a los más ricos que Bush ha llevado a cabo.

Eso es lo que el Presidente pretende. La Seguridad Social es un plan de seguros. Si primero pagas, luego cobras. Pero es difícil cobrar si hay una guerra en vez del superávit de Clinton. Esto no es la guerra contra el terrorismo o la guerra de Irak, aunque Dios sabe que nos han costado un riñón y no hemos ganado nada. Hablo de la guerra que Bushito y su Dick Cheney han emprendido contra el trabajador medio. Hablamos de un Pearl Harbor económico. Mientras los bomberos y policías entraban corriendo en edificios que se derrumbaban, los Bushitos se preparaban para aliviar a algún muchimuchi millonario —como la familia Bush por ejemplo— de la necesidad de pagar los impuestos que sí pagamos los demás. Si se trabaja de profesor, hay que pagar a la Seguridad Social y los impuestos sobre todos y cada uno de los ingresos. Pero siéntese en su yate, especule en el casino de la Bolsa y quedará libre de impuestos sobre «plusvalías».

Bill Clinton propuso poner sus grandes excedentes en una «caja fuerte» de la Seguridad Social, para cuando llegaran las vacas flacas. Pero esta noche, Bush, en cambio, propone estimular a los de las opciones sobre acciones (stock options) recortando los ingresos de la Seguridad Social para que jueguen en bolsa. Tuvo la misma idea en el 2000. Si lo hubiera podido llevar adelante después de su toma de posesión, el «propietario» medio americano, que invierte en la bolsa, sería un 7% más pobre, muchos estarían en la ruina. Y algo seguro: los felices propietarios de más edad tendrían que rebuscar entre la basura del Madison Square Garden para comer alguna cosa.

Aquí está el último informe de los que apoyan la guerra: El Banco Mundial informa que Estados Unidos tiene más millonarios que nunca. Los veremos en la convención esta noche. Los ingresos del hogar medio disminuyen -la mayoría somos clase media- mientras los de las clases bajas caen en picado. Nuestro 20% más pobre ha visto reducidos sus ingresos en un quinto. La clase alta de América, el 1%, posee ya el 53 % de todo el mercado.

Y ahora ese 1% quiere romper la hucha de las jubilaciones y recortar algunas de sus prestaciones. Luego nos permitirán que les demos el resto del dinero para financiar sus chanchullos en la bolsa. ¿Y si al jugarse esos miles de millones en montajes en la bolsa no se produjeran beneficios, qué propone hacer el señor Bush con los viejos que se mueran de hambre? Creo que le he oído decir: «Que se coman las acciones de Enron.»

Y la futura caída del mercado, señor Presidente, es una certeza absoluta. Vamos a hacer números. Venga niños. Compramos una opción esta tarde para financiar nuestro retiro. Dentro de quince años, los nacidos en la década de los cincuenta, querrán jubilarse y por lo tanto vender. ¿He dicho vender? ¿Y cómo? En el 2020, decenas de millones de «propietarios» pondrán a la venta sus títulos. ¿Quién los comprará? ¡CRRRRASH! Una política que pretende otro 1929 es útil para los del sombrero de copa y anillo en el dedito del partido de Herbert Hoover.

El gran problema es que los supuestamente no partidistas e incluso quejicas demócratas están deseando «reformar» la Seguridad Social. Tenemos a Alan Greenspan, que no dice una palabra sobre el déficit multimillonario producido por los recortes fiscales de señor Bush, e incluso advierte sobre posibles calamidades en la Seguridad Social basándose en las «tendencias». […]

¡Venga Alan!, vuélvete a primero de Económicas. Cuando los de los años cincuenta lleguen a la edad de la jubilación, vamos a necesitar préstamos extraordinarios para hacer frente a los pagos de la Seguridad Social y para mantener el poder adquisitivo de la gente que a su vez mantiene viva la economía gastándose el dinero. Escuche, señor Presidente, ya hemos vivido la sociedad de la «propiedad». Por suerte, se acabó cuando Abraham Lincoln proclamó la emancipación de los esclavos.

[Fuente: http://www.gregpalast.com. Greg Palast, designado mejor escritor británico de economía del año por la Asociación de la Prensa británica por sus escritos en The Guardian, es autor del éxito de ventas del New York Times The Best Democracy Money Can Buy (La mejor democracia que el dinero puede comprar). Este mes, Palast, que ha vuelto a su Estados Unidos natal, presentará Bush Family Fortunes (Las fortunas de la familia Bush), la película basada en sus trabajos de investigación para la BBC. Vea un anticipo de la película en http://www.gregpalast.com/bff-dvd.htm y los informes de Palast en http://www.gregpalast.com/contact.cfm. Traducción de Víctor Cassi. Texto proporcionado por Agustí Roig.]

2 /

9 /

2004

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

+