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Lezioni sul fascismo

Editori Riuniti,

Roma,

200 págs.

Un estudio sobre el rostro social y cambiante de una amenaza

Guido Ligouri

Historia. Una nueva edición de las Lecciones sobre el fascismo de Palmiro Togliatti, con prólogo de Paolo Ciofi, introducción de Piero Di Siena y prefacio de Ernesto Ragionieri, propuesta por los Editori riuniti de Roma. En el texto se avanza un «análisis diferenciado» del fenómeno: desde el programa rebelde de la plaza del Santo Sepolcro, pasando por la violencia de los patronos antisocialistas, hasta la fundación del estado totalitario.
La iniciativa de los Editori Riuniti de promover una nueva edición de las Lecciones sobre el fascismo de Palmiro Togliatti es, como siempre, muy oportuna (Prólogo de Paolo Ciofi, Introducción de Piero Di Siena, Prefacio a la primera edición de Ernesto Ragionieri, pp. 200, 15 euros). Un libro importante, no solo desde el punto de vista historiográfico (como reconoció Renzo De Felice), sino también por la lección de método que contiene y que aún nos habla.
Organizadas en enero-abril de 1935 en la escuela del Comintern de Moscú para los comunistas italianos, han llegado hasta nosotros gracias a las notas de un alumno encontradas y publicadas por Ragioneri en 1970. Las lecciones, por lo tanto, se remontan al período inmediatamente anterior al VII Congreso del Tercer Internacional, que lanzó la política de frentes populares. Pero ya la victoria del nazismo (enero de 1933) había arrinconado la política sectaria del “social-fascismo” y había dado paso, en primer lugar en Francia, a una nueva política de alianza entre las fuerzas de izquierda. Togliatti, que con dificultad había aceptado el giro estalinista de 1928 y que había sido dejado de lado en la Internacional Comunista, fue llamado a dirigir la nueva política junto con Dimitrov.
Por lo tanto, las lecciones deben colocarse en este pasaje, en el que Togliatti se convierte en uno de los protagonistas del comunismo internacional. Son la parte más sustancial (más de dos tercios) de un curso que el líder comunista mantiene sobre las fuerzas políticas italianas (socialistas, anarquistas, republicanos) y constituyen, con mucho, la parte más relevante, no solo cuantitativamente.
En las Lecciones sobre el fascismo, Togliatti acepta como punto de partida la definición de fascismo de la Tercera Internacional («una dictadura terrorista de los sectores más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero»), pero a partir de ella pone en juego una interpretación original, que va más allá de las tesis respaldadas por otros intérpretes de la época, con la excepción de la reflexión de la prisión de Gramsci, convergente en muchos aspectos, pero desconocida en ese momento.
En la base de las Lecciones existe la conciencia de que con el nuevo protagonismo de las masas el viejo estado liberal ya no era suficiente. Los liberales italianos no lo entendieron y la burguesía tuvo que encontrar una solución diferente, recurrió al fascismo, dice Togliatti, porque «no puede gobernar con los viejos sistemas». En ese camino, el fascismo se convirtió por primera vez en Italia, en el partido unitario de la burguesía, (como antes solo la masonería lo había logrado).
Es remarcable en el libro, el «análisis diferenciado» del fascismo que Togliatti pone en marcha y que nos invita a distinguir entre fascismos en los diversos países y dentro del fascismo italiano a lo largo de su historia (desde el programa rebelde de la plaza del Santo Sepolcro, pasando por el fascismo patronal antisocialista, hasta la fundación del estado totalitario). El fascismo no siempre es el mismo, nos dice Togliatti, y nos equivocamos si definimos cualquier fenómeno reaccionario como fascista: una advertencia a tener en cuenta incluso hoy. El término debe usarse «cuando la lucha contra la clase obrera se desarrolla sobre una nueva base de masas con un carácter pequeño burgués». Los puntos de inflexión se identifican cuando el capital interviene y organiza el fascismo, a partir de 1921, y luego a partir de 1926, con la organización estatal de las masas.
Pertinente, y actual, resulta la autocrítica que Togliatti hace en estas Lecciones: los comunistas fueron incapaces, dice, de ver «las causas sociales» que determinaron el fascismo. Para vencerlo, uno tenía que «conquistar una parte de aquella masa» organizada por el fascismo y «neutralizar la otra parte». No fue hecho. El fascismo tomó el poder y comprendió tanto la «necesidad de algún elemento de organización del capitalismo, de algún elemento de la planificación», así como la necesidad de un control generalizado de las masas.
Por un lado, por lo tanto, el fascismo reproduce esa nueva relación entre economía y política, típica de la primera mitad del siglo XX y de todos los regímenes (democrático, socialista, comunista, fascista), para hacer frente a la crisis y modernizar la economía; por otro a partir de 1926 estableció un monopolio sindical: comenzó la «política de masas» del fascismo que ahora se había convertido en un estado, una política necesaria para la burguesía frente a la crisis económica. Aquí comienzan las maravillosas lecciones de Togliatti sobre el corporativismo y sobre «organizaciones colaterales» del fascismo. Los comunistas deben ingresar en ellas porque es donde están las masas, y se pueden aprovechar las contradicciones existentes en su vida real. Los trabajadores que se unen a los sindicatos fascistas y las organizaciones del “dopolavoro”, dice Togliatti, «no son nuestros opositores, son masas de trabajadores que debemos hacer todo lo posible por conquistar» y las masas «pueden hacer de estas organizaciones centros de resistencia, centros para luchar contra el fascismo «. Togliatti concluye: «Nuestro deber es ingresar a estas organizaciones y organizar la lucha por nuestros principios», ya que debemos «permanecer constantemente vinculados a la masa».
Estas son palabras que parecen dirigidas a los izquierdistas y comunistas de hoy, aunque sea en una situación tan diferente. Dirigidas a aquellos izquierdistas que ya no tienen relaciones de masas, que ya no están presentes entre los trabajadores, los trabajadores precarios, las clases populares, que a menudo renuncian a ir a buscar al pueblo allá donde está. Las palabras de Togliatti invitan a reflexionar.
[Traducción al castellano de Joan Tafalla]
 
[Fuente: Blog «La llibertat dels antics«]

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2020

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

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