Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.
Ana María Rodas
Porque mi piel me dice que es bueno
que se siente tan suave
el despertar del deseo
que no comprendo
cómo se mata el hambre comiendo y el sueño
en la cama
y la sed con el agua.
Y el deseo
-éste que me acapara cuando veo tus manos-
debe ser archivado como algo malo
en el cajón
más sucio del cerebro.
oOo
De acuerdo,
soy arrebatada, celosa
voluble
y llena de lujuria.
Qué esperaban?
Que tuviera ojos
glándulas
cerebro, treinta y tres años
y que actuara
como el ciprés de un cementerio?
oOo
A ti te aterra
hablar de estas cosas.
Las sientes, claro, pero sólo te carcomen
por dentro.
Porque, cómo decir yo deseo?
Las mujeres no deseamos
sólo tenemos hijos.
Cómo puedes pedir a tu marido
que te lama y te monte?
Eso no lo aprendiste en el colegio.
Y cuando él alcanza su orgasmo egoísta
no puedes gritarle
yo no termino.
Ni puedes masturbarte
ni buscar un amante.
Para una mujer eso no es bueno.
Poemas de la izquierda erótica (ed. original 1973)
En: Poemas de la izquierda erótica (trilogía)
Ed. Piedrasanta, Ciudad de Guatemala, 2004
[Ana María Rodas, poeta, narradora, periodista y crítica literaria guatemalteca, es una de las grandes figuras actuales de la literatura centroamericana.]
28 /
10 /
2021