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El Zorro Blu

Pertinencias

Cuatro reales

Como es bien sabido, Dios está loco de atar, y le importan un carajo las desgracias que se producen en su creación. De ahí la divina omnipresencia de eso que llamamos azar. Por la ley de los grandes números, sin embargo, a veces el azar hace justicia. Microjusticia. Ahora ha tomado partido por los elefantes y en contra del Rey de España.

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Un rey pachucho tiene la legitimidad que tiene y de donde le viene.

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Dicen que el 23-F el Rey lloró. ¿Por qué nadie recogió aquellas lágrimas reales en una redoma, como preciosa reliquia para la historia? Ahora Rajoy podría subastarlas en Christie’s para privatizar algo sin jorobar.

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Entró un cazador en un bar, llegó a la barra y dijo: «Un bourbon». El bar se vació en menos de lo que se tarda en contarlo. 

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Cuatro económicas

La prima de riesgo ha crecido tanto, tanto, que ya es una soprano coloratura de riesgo. Puede acabar dejándote sin empleo, sin hospital, sin casa y sin pensión.

¿Os acordáis de cuando Sin Principios decía que bastaba hacer las cosas con sentido común? ¿Que no tocaría las pensiones?

Toca los cataplines, con perdón.

La crisis económica se ha convertido en una crisis cultural y social, pero todavía no en una verdadera crisis política, que es lo que se echa en falta. Es necesario cambiarlo todo para que todo pueda cambiar.

Los chicos y chicas que pasaron por las Facultades de Económicas neoliberales podrían pedir responsabilidades indemnizatorias a las universidades si esto fuera Norteamérica. Como es España, disfrutan de unos diplomas que certifican la nada.

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Una de cultura política elemental

Ruiz Gallardón, catapultado a ministro de Justicia, propone una cosa muy americana, muy in: la cadena perpetua revisable. De momento para los terroristas y luego ya se vería. Se ha quitado la máscara que se puso para ir al programa de Buenafuente: la del chico que no se sabe por qué está en la derecha. Y se ha puesto la de eventual sucesor duro de Rajoy para los tiempos duros. El cuatro ojos no sabe que nunca llegará, o, si llega, será si acaso muy viejecito, porque la de Rajoy va a ser una legislatura inolvidable —y única— que no nos librará de nada.

Gallardón se enguarrará al pervertir todo el derecho penal, en el afán del PP de liquidar el derecho de manifestación y contener las protestas mediante medidas represivas. Cualquier cosa se va a llamar «atentado», cualquier cosa «violencia», cualquier cosa «terrorismo», incluida la resistencia pasiva. 

Un ministro de Justicia que se precie, ante todo, tendría que eliminar la prescripción para los delitos cometidos por responsables políticos y personas asimiladas, así como funcionarios públicos, en el ejercicio de sus cargos. Porque ahora casi toda la corrupción prescribe, esto es, sale gratis.

Es casi lo único gratis que queda.

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Cosas de los pollos sin cabeza

Los pollos sin cabeza van de la estupidez a la canallada; y, más en general, a la ruina.

La Estupidez: encarecer las tasas universitarias para los estudiantes no comunitarios. O sea: para los latinoamericanos, marroquíes y chinos. Una medida de efectos políticos distantes en el tiempo y de efectos económicos insignificantes. El Zorro arribafirmante agradece todavía hoy una modesta beca que el gobierno francés le dio en su día. Los estudiantes «no comunitarios» recordarán bien al gobierno español de los pollos sin cabeza.

La Canallada: negar la sanidad a inmigrantes irregulares.

(Aunque la canallada también es una estupidez: esa denegación de asistencia sanitaria puede generar problemas de salud pública.)

Sin duda habrá más perlas de esos pollos.

La ruina, sin embargo, es el círculo vicioso en que esos prepotentes pollos del PP han metido al país. Menos ingresos fiscales debido a menos actividad económica llevan al Estado a endeudarse para atender los gastos corrientes —entre otros, pagar la deuda creciente—; eso agiganta y encarece (intereses más altos) una deuda que era muy pequeña hace unos meses; para poder pagar, se recortan gastos; y al recortar gastos, disminuyen más la actividad económica y la recaudación fiscal, por lo que el problema se ha agravado y vuelta a empezar. Los Rajoyes, Guindos y Montoros no se han enterado aún de que para crear actividad económica y empleo se precisa gasto de Estado y no al revés. Cualquier otra política lleva a un hundimiento económico de lustros.

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Las reales culpas

 ¿De qué se ha disculpado el rey? ¿Qué culpa ha reconocido? ¿La de intentar matar elefantes? ¿La de dejarse invitar a un safari en África? ¿Que le pillaran?

Si matar elefantes revela una sensibilidad ecológica y etológica nula, no es creíble el «no volverá a ocurrir». La sensibilidad no cambia en cinco minutos. «No volverá a ocurrir» es «No me volverán a pillar».

¿Dejarse invitar? Esto es más peliagudo. Una invitación a un safari en Botsuana sale como poco a 20.000 euros, viaje incluido. Pero cuando se invita a un rey ya se sabe que no va solo. Supongamos que le acompañaron sólo tres personas. Eso suma más que los trajes de Camps. Lo peor es que este tipo de regalos no se hacen gratis et amore. Tarde o temprano se sugiere un do ut des. ¿No sabe el rey lo que es un conseguidor? ¿De dónde aprendió el yerno?

Probablemente por esto se ha disculpado el rey. Como es inimputable, le basta decir «no volverá a ocurrir». Un presidente de la república tendría que irse. Ésta es la diferencia fundamental entre monarquía y república.

Al Zorro que suscribe, sin embargo, estas reales disculpas le importan un pimiento. Los pecadillos no pasan de ser pecadillos. Pero:

Aún espera disculpas reales por haber impulsado cuando menos la carrera del general Armada; y por haber mantenido relaciones de proximidad y cercanía con delincuentes como Mario Conde, Javier de La Rosa o Prado Colón de Carvajal.

Aún espera disculpas reales —o una explicación autocrítica— por haber considerado legítima la insurrección militar de 1936 y «tristes pero necesarios» los sufrimientos que ocasionó —en su discurso de aceptación de la designación franquista como sucesor a título de rey—.

Aún sigue en primer plano la «legitimidad» franquista de un rey que ni siquiera ha jurado la constitución. Eso lo saben hasta las ardillas. Las plumas corifeas, en cambio, evitan hablar de la República y se inventan la posibilidad de abdicación. Aunque el Zorro arribafirmante no es  Ortega y Gasset, puede coincidir con éste: Delenda est monarchia!

25 /

4 /

2012

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

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