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Antonio Madrid Pérez

¡Ay de la necesidad de héroes!

Andrea.– (En voz alta) ¡Pobre del país que no tiene héroes!

Galileo.– No. Pobre del país que necesita héroes.

(Bertolt Brecht, Vida de Galileo, 1938-1939)

¿Y hoy? El conflicto político y social en torno al intento de secesión de Cataluña se ve acompañado por aclamaciones a los héroes. Conflicto y heroicidad, una combinación tan habitual como peligrosa. Hay quienes buscan héroes y hay quienes recelan de la necesidad de hacer héroes.

I

Brecht escribió Vida de Galileo en su exilio en Dinamarca. En esta obra se encuentra el diálogo con el que he comenzado este texto.

Andrea le echa en cara a su maestro Galileo que abjurara de sus enseñanzas, que se sometiera a las imposiciones de la Iglesia. Andrea se lo reprocha porque cree que hay que soportar cualquier cosa, cualquier padecimiento, cuando se trabaja por la ciencia. Habría preferido que Galileo muriera antes que retractarse. El discípulo apela al comportamiento heroico del maestro. Le viene a decir: has sido cobarde, te has vendido.

Andrea necesita creer en su maestro y de forma benevolente espera que Galileo le diga que se retractó porque tenía un plan. Necesita pensar que el maestro fue más listo que sus jueces. Sin embargo Galileo rechaza presentarse como un héroe. Le dice “Me retracté porque temía el dolor físico”.

La afirmación de Galileo (“Pobre del país que necesita héroes”) puede ser vista como la expresión del mismo Brecht: el rechazo a la guerra, la necesidad de huir, la crítica a las ideas manipuladoras que exigen y justifican el sacrificio cruento, ya sea el sacrificio del amigo o el sacrificio del enemigo. El rechazo del heroísmo cruento, del heroísmo manipulador y mediatizado.

II

Los referentes heroicos nos muestran a qué se atribuye colectivamente valor.

La condición de héroe es un espejo del grupo que crea el referente heroico. Quienes crean y sostienen el referente heroico se identifican con la causa por la que lucha, por la que se sacrifica, por la que sacrifica, el héroe. Cuando esta sintonía se rompe, el héroe es silenciado o degradado.

En las últimas semanas han proliferado las calificaciones heroicas. Algunos ejemplos: “Los Mossos, recibidos como héroes a la llegada a los colegios”, “Aclamados como héroes. Miembros de la Guardia Civil, vitoreados en su salida hacia Cataluña” o Oriol Junqueras califica como ‘referéndum heroico” la votación del 1 de octubre.

En cada uno de estos casos, la consideración de alguien como héroe, o de algún comportamiento como heroico, indica una valoración positiva de lo que ha hecho esa persona o grupo de personas. El héroe lo es porque los otros lo tratan como tal. Y lo tratan como tal porque tienen razones para hacerlo. Por ejemplo, noticia de hace unos días: “La Ràpita dedica la nueva República a los ’86 héroes’ del 1 de octubre”. Se puede leer:

Dins d’estos rapitencs vos demano explícitament un fort aplaudiment per als 86 rapitencs i rapitenques que es van trencar, literalment, la cara per defensar la llibertat de vot, la llibertat dels catalans, la democràcia, per defensar la llibertat del nostre poble, de la Ràpita i de Catalunya. Sou uns grans herois i mai us podrem agrair el que vau fer l’1-O, va manifestar l’alcalde de la població, Josep Caparrós, en un ovacionat discurs, fent referència a les 86 persones que van quedar ferides per la repressió policial.

Pero de igual forma que se produce el encumbramiento a la condición de héroe, las personas (las mismas que son candidatas a ser tratadas como héroes) pueden verse degradadas a la posición de traidor, renegado, cobarde o enemigo. En el caso del ex-presidente del Gobierno catalán, la posibilidad de que convocara elecciones autonómicas anticipadas llevó a que numerosas personas se manifestaran clamando “Puigdemont traidor”. En el momento en que se declaró unilateralmente la independencia, Puigdemont fue considerado un héroe.

III

Los referentes heroicos actúan como aglutinadores sociales.

Lo heroico aglutina en la medida en que es un referente compartido colectivamente. La persona y el grupo depositan en la figura heroica aspiraciones, deseos, miedos, odios. El héroe cataliza emociones, propósitos, preocupaciones. Por este motivo cada causa crea o encuentra sus figuras heroicas. Es un gran recurso simplificador de la complejidad de una situación. Lo heroico es reduccionista desde el momento en que exige adhesión incondicional. Por ello es frecuente que se proteja la memoria de lo que ha sido considerado heroico, ya que al preservar una determinada memoria de los hechos heroicos se preservan también los hechos fundacionales. En el momento en que se duda sobre la heroicidad, o se matiza la misma, comienza a desvanecerse la función simbólica del héroe, se diluye su capacidad aglutinadora.

Como ejemplo de protección de la memoria heroica, se pueden tomar las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas (Real Decreto 96/2009 de 6 de febrero, artículo 21) que establecen que «los miembros de las Fuerzas Armadas se sentirán herederos y depositarios de la tradición militar española. En homenaje a los héroes que la forjaron, y a todos los que entregaron su vida por España, es un deber de gratitud y un motivo de estímulo para la continuación de su obra». En un proceso judicial que finalizó en la sala Militar del Tribunal Supremo (24 de julio de 2006), un mando militar, tras invocar la heroicidad de su abuelo, se quejaba amargamente de la falta de atención a los héroes y a las peticiones de reconocimiento que en su nombre hacían sus familiares.

IV

La construcción del referente heroico precisa un reconocimiento selectivo de hechos y sentidos aportados a los hechos, al mismo tiempo que precisa de una memoria selectiva.

Lo heroico exige fe, creencia, emoción. Dado que va más allá de lo ordinario, de lo exigible, el primer contacto con lo heroico es emocional. Una vez que se produce el engarce emocional, se pueden encontrar razones para avalar la creencia en el héroe. Quienes estos días han vitoreado a los guardias civiles como héroes, tenían sus razones para hacerlo, pero sobre todo tenían y tienen sus emociones. Y lo mismo quienes consideraron a los Mossos como héroes.

Estos días pudo leerse el siguiente grafiti: “Fora la Guàrdia Civil: a nosaltres només ens peguen els MOSSOS” (fuera la Guardia Civil: a nosotros solo nos pegan los Mossos). En algún caso, la segunda parte de la frase había sido tachada y se había preservado el ‘Fuera la Guardia Civil’. La frase completa del grafiti encierra la desmemoria y, desde el punto de vista de la defensa de los derechos de las personas y la crítica a la violencia institucional, expresa una falta de juicio democrático que resulta insoportable.

La construcción y el mantenimiento de los referentes heroicos elige y rechaza los acontecimientos según las conveniencias. En el caso de la policía autonómica catalana, con razón algunos observadores han hablado de que el cuerpo policial se ha redimido o que ha lavado su imagen. Los propios responsables de Mossos han explicado cómo han aprendido en estos años a no traspasar ciertos límites en el uso de la violencia policial. En la historia social y sindical catalana más reciente, la policía autonómica ha protagonizado actuaciones violentas muy preocupantes que han supuesto violaciones de derechos y libertades de las personas: condenas por torturas (con indulto por parte del Consejo de Ministros en algunos casos), desalojo de plaza Cataluña durante las ocupaciones del 15M, enfrentamientos con el movimiento okupa, cargas policiales durante huelgas… Hace años, un comisario de Mossos me explicaba lo siguiente: nosotros somos como un interruptor, el político responsable nos dice si encendido o apagado. Si es encendido cargamos y no miramos. (Esta explicación coincide con lo que se pudo ver en esta entrevista).

La construcción de la figura heroica exige frecuentemente que se haga una selección de hechos con los que se arma la condición heroica. Y hecha esta selección se construye la memoria sobre esos hechos y se defiende como deber de memoria. El elogio heroico soporta mal el pensamiento crítico. De hecho, el análisis crítico de lo heroico subvierte la heroicidad hegemónica y hace aflorar otra noción de lo heroico. Una noción que aprecia la resistencia cotidiana contra las violencias, el acto que huye de los aplausos, la mirada que sonríe a pesar de los pesares, la mano amiga cuando la víctima se queda sola… El pensamiento crítico valora como heroico conductas, gestos… que suelen ser ignorados cuando no despreciados. Si la memoria colectiva quiere ponerse al servicio de la democracia, y de los derechos y de las libertades de las personas, conviene ser muy exigentes en términos democráticos al construir los referentes heroicos.

Hay quienes buscan héroes, hay quienes recelan de la necesidad de hacer héroes. Yo soy de los segundos.

30 /

10 /

2017

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

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