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Paul Ingendaay

¡Fuera las bestias de aquí!

Cómo predica el odio el nuevo presidente de Cataluña

Uno de los mayores éxitos de márquetin del separatismo catalán es el aura especial que ha tejido en torno a su propio programa político. Quien oye “Cataluña” piensa en manifestaciones pacíficas, banderas de vistosos colores y niños sonrientes. La retórica de los políticos encaja en ello. Una Cataluña independiente será proeuropea, democrática y social, aseguran; una sociedad abierta a todos aquellos que estén dispuestos a participar en ella no importa cómo. Mejor no se puede expresar. ¿No basta acaso para cerciorarse de ello con mirar esas caras encantadoras y regocijarse con el mejor futbolista del mundo?

En un tiempo de ideales desvalorizados, la apelación a una política del corazón (Politik des Herzens) tiene una innegable fuerza de atracción. Los seguidores entusiastas de tales promesas no se dejan inmutar (irritieren) por las violaciones del derecho (Rechtsbrüchen) mediante las cuales el gobierno regional catalán (Regionalregierung) anuló (außer Kraft setzte) la Constitución española y comenzó su fantasmal viaje a ninguna parte.

Sin embargo, las cartas han sido puestas ahora sobre la mesa. El jurista y antiguo editor Quim Torra, quien acaba de asumir en Barcelona la función de presidente regional (Regionalpräsident) catalán, propaga el racismo, la xenofobia y el pensamiento populista de la peor clase. Torra, un hombre de confianza de Puigdemont de cincuenta y cinco años de edad, odia (hasst) España y la lengua española. Así lo ha dicho y escrito a menudo, por ejemplo, en tuits como estos: “Nosotros los catalanes elegimos y los españoles vienen a controlarnos. De una vez por todas: ¡fuera de aquí!” [1]. O: “Los españoles sólo saben expoliar”. O: “’Vergüenza’ es una palabra que los españoles desde hace siglos han suprimido de su diccionario” [2].

Mientras los representantes de los partidos de la oposición asisten estupefactos a su nombramiento, los separatistas se muestran ya satisfechos con haber llevado a la presidencia a un candidato poco antes del vencimiento del plazo legal. Ya les hubiera gustado a los separatistas de la línea dura (Hardliner des Separatismus) esconderse arrastrándose (verkrochen) bajo los bancos del Parlamento cuando Inés Arrimadas, la jefe de la rama catalana de Ciudadanos, citó, hace un par de días, un inconcebible (unfassbaren) artículo de Torra: “Ahora miras a tu país y vuelves a ver hablar a las bestias”, se dice allí. Ninguna duda acerca de a quiénes se refiere texto: los españoles, a los cuales se califica de “carroñeros, víboras, hienas”, verdaderas “bestias con forma humana que destilan odio. Un odio perturbador, nauseabundo, como de dentadura postiza con moho, contra todo lo que representa la lengua” (catalana).

No se trata de ninguna especie de parodia: “Están aquí, entre nosotros. Les repugna cualquier expresión de catalanidad. Es una fobia enfermiza. Hay algo freudiano en estas bestias. O un pequeño bache en su cadena de ADN. ¡Pobres individuos! Viven en un país del que lo desconocen todo: su cultura, sus tradiciones, su historia […] Tienen nombre y apellidos las bestias. Todos conocemos algunas. Viven, mueren y se multiplican.” De ahí la llamada al cambio de Torra hace ya diez años: “¿Por qué hay que movilizarse cada vez? ¿Cuándo acabarán los ataques de las bestias? ¿Cómo podemos en 2008 aguantar tanta vejación, tanta humillación y tanto desprecio?”

“Nosotros”, con lo cual entiende Torra «el pueblo» (das Volk), al que por lo visto no se le deja vivir en paz en su “tierra” (Land), “vivimos ocupados por los españoles desde 1714”, según Torra escribió en un tuit de 2013. Se percibe en los textos de Torra algo más que un mero hálito de eugenesia (Eugenik) y discriminación (Diskriminierung) con fundamento en rasgos raciales (rassischer Merkmale) —¡“un bache en su cadena de ADN”, llega a decir!—. Torra escribió desdeñosamente (höhnisch) una “dentadura al servicio de España”, en referencia a los prominentes dientes de la antigua ministra de Defensa española (y catalana) Carme Chacón.

La organización SOS Racisme Catalunya ha calificado recientemente las declaraciones del nuevo presidente de “peligrosas, irresponsables e inaceptables”. Entre tanto, Torra ha borrado los tuits incriminadores. Sin embargo, su brutal (wüste) [3] artículo se ha conservado como testimonio de su pensamiento. ¿Su reacción? “Pido disculpas si alguien ha entendido mis tuits como una ofensa, porque no era mi intención”. ¿Cómo? Si semejantes frases no se acuñaron con la intención de ofender (Beleidigung), entonces sólo pueden ser interpretadas en su sentido literal (eigentlichen), aún más tenebroso: como intencionadas afirmaciones de hecho (beabsichtigte Tatsachenbehauptungen).

Por otra parte, el “si” [de la disculpa de Torra] es una desvergüenza (Frechheit) [4] porque suena mucho a algo así como: ꞌEn verdad, no sé qué es lo que os altera tanto, pero, en fin, si sois tan sensibleros que no lo soportáis, bueno, pues os digo que lo siento. Pero sólo porque insistís en elloꞌ.

Para todos los ciudadanos de Cataluña con doble identidad (doppelter Identität) y, especialmente, para la mayoría de los habitantes de Barcelona, queda descartado (ausgeschlossen) [5] ver en Torra al máximo representante de su región. Pues este predicador de odio (Hassprediger) catalán ha llegado no para apaciguar los ánimos (versöhnen), sino para dividir (spalten). Una elección terrible (schreckliche).

 

Notas

[1] Se ha traducido directamente del alemán. No se ha contrastado con el original en catalán.

[2] Véase la nota anterior.

[3] También traducible al español por: ‘grosero’, ‘zafio’, ‘salvaje’, ‘tumultuoso’, ‘inculto’, ‘rudo’…

[4] Traducible también por ‘insolencia’, ‘impertinencia’, ‘desfachatez’.

[5] Literalmente, ꞌexcluidoꞌ.

 

[Fuente: «Raus mit den Bestien! Wie Kataloniens neuer Präsident den Hass predigt«, Frankfurter Allgemeine Zeitung, 18 de mayo de 2018, suplemento, p. 11. Traducción y notas de Ramón Campderrich]

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Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

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