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Miguel Muñiz

¿Cuántas personas recuerdan hoy Chernóbil?

Han pasado muchos años desde aquella madrugada del 26 de abril de 1986. Sigue un breve recuento de lo que encontramos en fechas recientes… ¿Cuántas personas recuerdan hoy Chernóbil?

Recuerdan Chernóbil las víctimas

Lo recuerdan los familiares de personas muertas, de las que sobreviven enfermas, de las descendientes marcadas por los impactos de la radiación, todas ellas y sus familiares. Pero no sabemos de cuántas personas se trata. ¿Millones, cientos de miles, miles? Es el secreto mejor guardado, oculto bajo capas de desinformación, medias verdades e informes de expertos cuyo contenido ha sido meticulosamente pactado entre la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Internacional de Energía Atómica (AIEA). El canon se estableció en 2005, y nadie osa cuestionarlo.

Las estadísticas de salud de las poblaciones de Ucrania, Bielorrusia y Rusia han desaparecido de internet. Las luchas por la privatización de los servicios sanitarios en esos países han aumentado la confusión. Han pasado los tiempos de Yablokov, de Vassili y Alexei Nesterenko, de Bandajevski, Preobrazhenskaya, Roger y Bella Belbéoch, etc., de los doctores y científicos que anteponían sus investigaciones a las directrices oficiales; la mayoría ya han muerto y otros han sido silenciados. Se ha producido lo que Bella Belbéoch denunció valerosamente en 1998 [1]: la subordinación de todo el trabajo científico y de investigación médica originado en la Unión Soviética desde 1986 a las directrices de la AIEA.

Recuerdan Chernóbil las agencias de viaje y la industria turística

Frases de una de las promociones de 2019: “Bienvenidos a Chernóbil”, “Bienvenidos a la aventura”, “Bienvenidos a la odisea”, “Bienvenidos a la guerra fría”, “Bienvenidos a la ciudad fantasma”, “Tu seguridad y comodidad son nuestras prioridades”, “Garantía de devolución del 100% del dinero”, etc. “Certificado de excelencia”… Sobran los comentarios.

Recuerdan Chernóbil los productores de series o películas

La productora HBO, que se hizo famosa con una serie sobre el drama humano de los supervivientes en Nueva Orleans tras la catástrofe del Katrina, ha estrenado, en marzo de este año, una miniserie sobre Chernóbil. Dada la capacidad de la industria del entretenimiento USA de construir narrativas, de ofrecer visiones atractivas de cualquier realidad, por atroz que sea, mezclando las dosis justas de realismo, idealización, denuncia genérica, humanidad, etc., cabe esperar una versión de primer orden.

Recuerdan Chernóbil los autores de videojuegos… y los jugadores

En 2007, tras varios años de anuncios, se lanzó S.T.A.L.K.E.R: Shadow Of Chernobyl, un videojuego que, con el pretexto de la catástrofe, introduce rigor y conocimiento de lo sucedido a base de francotiradores, mutantes, animales terroríficos producto de la radiactividad, militares asesinos, bandas criminales y agentes sobrenaturales creados por la radiación… El jugador dispara, se esconde, huye, busca y sobrevive. El juego tuvo una enorme difusión y ha dado lugar a varias secuelas; se ha anunciado una nueva versión para 2019.

También recuerdan Chernóbil determinado tipo de científicos

En la campaña anual de propaganda destacan dos clases de conocimiento. El primero de ellos es la “normalización” dentro de la zona de exclusión. Los propagandistas repiten sin cesar que “hay vida” más allá de Chernóbil. Esa vida se presenta en forma de amplios reportajes sobre la colonización por la fauna salvaje de territorios abandonados por las personas; abundan los reportajes ilustrados con profusión de imágenes de animales salvajes que campan “libres”. El segundo recurso es la reiteración de que todo es pasado: Chernóbil es un experimento que concluyó hace años; los reportajes y documentales repiten imágenes de destrucción, calles llenas de vegetación y espacios en ruinas, edificios abandonados… y personas viejas que sobreviven en condiciones precarias.

Recuerdan Chernóbil las ONG humanitarias

Sólo en España unas treinta ONG se encargan de organizar la acogida familiar de niñas y niños de Chernóbil durante los meses de verano; en el resto de Europa occidental hay muchas más. Aunque han pasado 33 años, la cantidad de niñas y niños que sufren malnutrición o debilidad achacadas a Chernóbil no se reduce, y provienen de lugares de Rusia, Ucrania y Bielorrusia clasificados como zonas de Chernóbil.

No olvidan Chernóbil los escasos gobiernos, con Cuba a la cabeza, que han prestado y prestan asistencia sanitaria a niñas y niños que padecen secuelas de la catástrofe, aunque las informaciones sobre este tipo de colaboración se vuelven más y más confusas conforme pasan los años.

Y, por supuesto, recuerda Chernóbil la industria nuclear: el seguimiento y control de todo lo que se publica no ha cesado desde 1986.

Chernóbil parece pasado, pero es futuro

La pauta está fijada desde hace más de treinta años: en los días previos a la fecha del aniversario, sobre todo, se recogen testimonios personales entre los habitantes de la zona de exclusión, o cercanos a ella, mezclando casos de “normalidad” y “catástrofe”, se busca que se perciba la “normalidad” dentro de la “catástrofe”, y viceversa. Los testimonios se complementan con breves apuntes estadísticos de fuentes autorizadas para proyectar una imagen de objetividad.

Hay que evitar a toda costa que se ofrezca un balance global; que se parta de un conjunto de datos contrastado que permita captar la evolución en el tiempo. Por eso se repite, año tras año, el mismo menú informativo recalentado en que se mezclan dosis calculadas de “esperanza” y “desastre”; año tras año, el Foro Chernóbil (OMS y AIEA) vigila que la receta no se altere.

Dos ejemplos. Titular del 26 de abril de 2019: “Visitamos la fauna de Chernóbil 33 años después del accidente nuclear”. Cita de un artículo de 2018:

Un informe elaborado en el año 2005 por el Foro Chernobil, un grupo de expertos creado por el Organismo Internacional de Energía Atómica, la OMS y otras agencias de la ONU, indica que de los millones de personas expuestas a la nube radiactiva de Chernobil, unas 4.000 morirán de leucemia y otros tipos de cáncer inducidos por la radiación. El hecho de que esta cifra haya sido recibida con alivio da la medida de los temores suscitados tras el accidente.

 

Nota

[1] http://sirenovablesnuclearno.org/txernobil/responsabilidadoccidentalChernobil.pdf.

 

[Miguel Muñiz mantiene la página divulgativa

 www.sirenovablesnuclearno.org]


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2019

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

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