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Joan M. Girona

Escoger escuela, racismo, clasismo…

Pacto contra la segregación escolar en Catalunya

Cada año se lleva a cabo el proceso de preinscripción a los centros escolares; un proceso importante, sobre todo, para las criaturas o para los adolescentes que empiezan a ir a la escuela o al instituto por primera vez. Las familias pueden estar preocupadas a la hora de escoger la escuela para su hijo o hija. Y paralelamente a este proceso que no acaba del todo hasta septiembre, cuando se formalizan todas las matrículas, se vuelve a hablar de cómo escoger centro.

Entidades preocupadas por la enseñanza incluso han publicado consejos para ayudar a la elección de escuela [1], a pesar de que la fundación que los patrocina editó un libro [2] donde se explica claramente que el derecho a escoger centro no existe en nuestro país. Dichos consejos, por tanto, no pueden ir dirigidos a todas las familias.

Lo que nos encontramos es con una creciente segregación escolar en escuelas e institutos, la mayoría públicos, de este país. Los centros guetizados no revierten su matrícula a pesar de cambios mediáticos como los institutos escuela (centros que abarcan desde los tres a los dieciséis o dieciocho años), presentados como una buena herramienta para evitar la segregación; debemos recordar que los dirigentes del Pdcat (la antigua Convergència) solo los querían aplicar en centros de alta complejidad (eufemismo para evitar hablar de centros-gueto).
La escuela, por tanto, segrega
. Tanto es así que el Departamento de Enseñanza, el Síndic de greuges (defensor del pueblo en Catalunya), ayuntamientos importantes, la patronal de la concertada y otras entidades han suscrito un pacto contra la segregación escolar. Un pacto del todo insuficiente, cuya poca ambición ha hecho que otras entidades se hayan desmarcado. Tenemos escuelas diferentes y sobre todo desiguales. Hay tres redes (privada, concertada y pública), con recursos no equivalentes ni equitativos. Sectores sociales de clases medias están copando algunos centros públicos. Se aprovecha el nombre de “centro innovador” para aumentar matrícula y, colateralmente, para alejar a familias de otras capas sociales o culturas.

Hemos leído el texto del pacto contra la segregación. Durante la lectura tengo presentes un par de centros guetizados. Con la aplicación de todas las medidas escritas, incluso las que se introducen con el si procede que no compromete en nada, estos centros seguirían igual. Cualquier medida, cualquier cambio que solo afecte los centros escolares no es suficiente para cambiar la tendencia. Si en un territorio concreto todas las familias autóctonas llevan sus hijos e hijas a escuelas de fuera de su entorno próximo, en aquella escuela solo quedan los recién llegados (¿hasta cuando les seguiremos nombrando con este nombre?) y quizás gitanos autóctonos. El pacto contra la segregación tendría que conseguir que las familias matricularan cerca de casa, en el barrio o pueblo donde viven.

No hay que explicar las ventajas de convivir con la mezcla de clases sociales, culturas y situaciones. ¿Por qué no compartir escuela, juegos, deporte, ocio, amistades… dentro del mismo entorno? …acoger todo el alumnado y sus familias favorece la cohesión social. Favorece trasladar a la sociedad la igualdad de los diferentes. Porque así mejorará su salud física y psíquica, los resultados académicos y sobre todo sus capacidades para afrontar la vida adulta. El alumnado conocerá unos valores diferentes a los dominantes, unos valores de cooperación, de solidaridad, de trabajo en equipo… una capacidad crítica. Y su profesorado, sus maestras, se beneficiarán a la vez del retorno que recibirán. Serán también mejores personas, con más capacidades para afrontar las dificultades [3].

¿Por qué hace falta escoger? Si todos los centros públicos se llenaran con los chicos y chicas que viven cerca no haría falta. Si la escuela fuera un elemento asociativo más del territorio, todo el mundo iría con naturalidad. ¿Por qué buscar lejos, fuera del barrio? ¿Por qué las jornadas de puertas abiertas, en las ciudades, se convierten en una especie de competencia entre centros vecinos? Si pertenecen al mismo territorio tendrían que colaborar y coordinarse para ofrecer enseñanza de calidad a todas las familias vecinas.
Evitar la competitividad entre centros, conseguir unas escuelas heterogéneas que retraten la realidad de su entorno es responsabilidad de todos y todas, pero quien tiene más es la administración educativa. Seguramente continúan siendo de actualidad las respuestas que recibí hace muchos años de altos responsables del Departamento: a nuestros electores no les gustaría… o …es un tema muy complejo que produciría conmociones sociales, no sé si lo haremos…

Lo que estamos pidiendo es que la escuela se abra a su entorno, un entorno con alumnado de otros lugares. Desde distintas instancias sociales se pide que la escuela se abra a su entorno, pero su entorno será bastante distinto si su alumnado viene de otros lugares. Hace unos años que se promueve la educación a tiempo completo o alianzas 360º, una buena iniciativa que nos recuerda que todos los tiempos y espacios son educativos: grupos familiares, escuelas, juegos, bibliotecas, deportes, barrios… (quizá faltaría tener en cuenta la importancia del tiempo libre: que niños y adolescentes puedan vivir a su aire sin adultos cerca). Una iniciativa que debería animar a compartir el mismo territorio donde viven niños y adolescentes.

¿Por qué se produce la segregación? Las leyes del mercado de la oferta y la demanda favorecen los prejuicios que tenemos. Gran parte de las familias se fijan más en la composición social del alumnado que en el proyecto educativo del centro escolar, y poco a poco se produce el abandono de unos centros… con lo que el proceso hacia el gueto se inicia. Sin unas intervenciones decididas de los políticos que gobiernan no cambiará este proceso. Para conseguir escuelas heterogéneas, equitativas, representativas de su entorno, hace falta una actuación decidida de los poderes públicos. Se actúa, a veces, para evitar el aumento constante de la contaminación atmosférica, para solucionar problemas de vivienda… pero hay que actuar también para evitar la segregación social en las escuelas e institutos. Sería bueno pensar en eliminar la escuela concertada, pero mientras esto no llega hay que evitar la estratificación social.

Escuela inclusiva sí, pero del todo: tiene que incluir todos los géneros, todas las clases sociales, todas las culturas, toda la diversidad funcional… La escuela tiene que ser intercultural con todo lo que esta palabra significa.

 

Notas

[1] https://www.fbofill.cat/sites/default/files/609_0.pdf

[2] Eliseo Aja (2000), en F. Carbonell (coord.), Educació i immigració. Els reptes educatius de la diversitat cultural i l’exclusió, pp. 38-40.

[3] Girona, J. M., «Treballar amb les diferències, combatre les desigualats», Perspectiva Escolar, n.º 371, sep-oct. de 2013, p. 48.

 

* Una versión distinta de este artículo se publicó en:
http://diarieducacio.cat/escollir-escola-racisme-classisme/

[Joan M. Girona es maestro y psicopedagogo]

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2019

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

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