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Juan-Ramón Capella

El Bloc de Notas de las Navideñas Navidades

Lotería de Navidad

Este año tampoco ha habido novedad. El supergordo siempre le toca a la Hacienda Pública, que somos todos pero unos bastante más que otros. No hay reportajes periodísticos sobre el ganador del monopoly nacional. “A ver, Estado, ¿está contento? ¿Qué piensa hacer con ese dinero?”

Felicitaciones a cobro revertido

Son una tradición: el nuevo alcalde de Barcelona, Hereu, sigue la instaurada por el ex-alcalde Clos. Envía felicitaciones de navidad a los ciudadanos electores, o sea, pagadas con su propio dinero.

Noche de Paz

Hay imágenes que no se le van a uno de la cabeza. Esos presos de Eta juzgados en la Audiencia Nacional (así, con mayúsculas, pero mejor que no hubiera), esos presos, digo, que sonríen; que sonríen o la emprenden a patadas con la jaula de metacrilato en que les meten. Lo de las patadas parece indicar que la jaula de metacrilato, o de lo que sea, se la han ganado a pulso, aunque también podría ser que todo fuera al revés: que peguen patadas porque les meten en jaulas de metacrilato. Sin embargo las sonrisas son peores que las patadas. Mucho peores e inequívocas. A veces esos singulares conciudadanos sonríen cuando declaran sus propias víctimas, minusvalidadas por ellos.

Eso es un indicio de la peor cultura que ha creado Eta. Esas gentes que se creen con derecho a asesinar, a mutilar, a quemar librerías y bienes públicos, y a ufanarse por ello, para perseguir sus objetivos políticos. Me gustaría, al menos, obligarles a escuchar varias veces —porque una sola no sería suficiente, y ya sé que en esto me muestro un poquito autoritario pero hay que considerar también sus entendederas— la canción de Brassens Mourir pour des idées (“Morir por las ideas: la idea es excelente; yo estuve a punto de palmarla por no haberla tenido…”). Claro que ellos no mueren por ideas. Han matado, o se creen con derecho a matar, por ideas. Esa cultura, ¿es lo que se puede llamar cultura abertzale? Los intelectuales de Eta, que seguro que los hay, que seguramente no toman las armas, ¿advierten lo estrechos que resultan en el fondo los manifestados deseos de abandonarlas? ¿Se trata sólo de eso? ¿No tendrían que pensar, más bien, en sus propios fundis, que aunque se lo ordenen sus “generales” no las abandonarán?

Pues: ¿qué cultura deja Eta instalada en el País Vasco?

Y si de la cultura abertzale pasamos a la política, y vemos que la gente de Batasuna no mueve un dedo si previamente no lo autoriza el directorio “militar”, también podríamos hacernos una pregunta sobre el País Vasco del sueño abertzale: ahí, el poder civil ¿ha de estar sometido al poder militar? ¿No será que el franquismo les ha dejado una herencia mental de la que no saben desprenderse?

La ejemplar liberación de Sudáfrica de la era del apartheid se hizo bien porque la cultura de los oprimidos lo facilitaba. Con otra cultura, las cosas en el País Vasco podrían ir mejor: con idearios de reconciliación.

En el otro lado, los palos en las ruedas de las negociaciones para la pacificación que hace unos meses supusimos que pondría el Partido Popular han resultado por desgracia una profecía cumplida. El Partido Popular no quiere que el gobierno actual sea el que acabe con la violencia política. Y con la amistosa colaboración de algunos significados miembros del Poder Judicial, el único poder del estado en que el Partido Popular aún es hegemónico, ha hecho todo lo posible para que no se pudiera crear un mínimo clima de entendimiento. Ésa es la señal que el PP manda a Eta después de tres años sin atentados mortales y en el “alto el fuego permanente”.

El gobierno del Psoe —el mejor de los gobiernos posibles, tristemente— puede verse erosionado seriamente porque le acusarán de haber creado esperanzas infundadas. Ya la acusación de Rajoy de que “el gobierno ha pactado con Eta” se cae por su propio peso (ese tipo, Mariano Rajoy, parece en realidad un poco bobalicón: actúa como si creyera que la mayoría de los ciudadanos son tan manipulables como la AVT del PP; tal vez Aznar le puso por eso: un sucesor más corto que él mismo). El gobierno, volviendo a lo que íbamos, tiene que echarle imaginación al asunto. No puede, evidentemente, ceder ante ninguna pretensión política de Eta (o sea, ni mesa de negociación con Batasuna sin que ésta rechace de veras la violencia política, y ni hablar sobre el futuro de Navarra sin que hablen los ciudadanos de Navarra y sus representantes políticos, que para eso están). El deber del estado es proteger los derechos y libertades de todo el mundo.

Pero sí podría el gobierno dar un paso con toda decencia declarando que ningún referéndum de autodeterminación ni nada parecido puede tener lugar no sólo antes de que finalice del todo la violencia y toda violencia, sino hasta que transcurra un tiempo prudencial, que permita la desaparición de la cultura de la violencia y se produzca la reconciliación cívica de la sociedad vasca. Entonces sí; en una situación así, sí que se podrían celebrar referendos de autodeterminación o de lo que hiciera falta. Pero sin esta condición de apaciguamiento previo —y esto es lo que no parece comprender el mundo político y militar abertzale— ningún referendo, cualquiera que fuera su resultado, podría dar lugar a una legalidad estable, a un horizonte de expectativas aceptable sin temor por los vascos.

Eta y Batasuna deben saber que la ciudadanía está harta de temores. ¿Celebran ahí la Navidad? ¿Celebran ahí el nacimiento del profeta del Sermón de la Montaña?

Quizá a algunos no les parezca bien que yo lo diga, pero me temo que, a pesar de las fiestas, lo del etarra De Juana Chaos va a acabar muy mal. Vamos a ver una prueba de fuego del famoso “estado de derecho”.

Para acabarlo de arreglar, los de Al Qaeda se interesan ahora por Ceuta y Melilla. Dentro de poco para tomar un avión habrá que desnudarse. O eso parece, porque la Unión Europea ha declarado secreto lo que la policía le puede exigir al viajero antes de tomar el avión.

Día de Inocentes

Bueno; este año ha habido un Día de Inocentes adelantado: el día que Montilla le dijo a Saura: tú, conseller de Interior.

Corre un rumor según el cual el Tripartito en pleno decidió hacer acto de contricción con propósito de enmienda tras asistir a un pase en catalán de algo tan viejo como la película Vivir, de Akira Kurosawa.

Cuentan también que Ángel Acebes, temeroso de quedar para siempre como un mentiroso, dijo una vez: “Todos los Acebes mienten siempre”.

En los atascos navideños, utilitarios y audis son iguales.

Con la mejor intención, Zapatero, que sigue en la Otan y en Afganistán (sitios donde al parecer se nos ha perdido algo), propugna una “Alianza de civilizaciones”. Pero cualquier persona seria sabe que las civilizaciones no son entes que se puedan aliar. Entretanto ZP compra aviones militares sin piloto para enviarlos a Afganistán. Y no parece una inocentada.

Hablando de cuotas: ¿por qué no una cuota del 50% de clase trabajadora en el gobierno, en las listas electorales, en los consejos de administración, etc.? Compatible con la cuota femenina, claro está.

Volvamos a la realidad. La matanza de Herodes debió ser poca cosa en comparación con las matanzas de niños iraquies y palestinos

Año Nuevo

El año nuevo traerá cargos para todos los de la Esquerra Verda, del Pcc e Iuia. Y liberados sindicales de por vida. Así, todos contentos, y afonía social general.

Se liberalizará más. Más Air Madrid. Más filatelia.

Los Reyes tendrán seguramente incrementos salariales de acuerdo con el incremento del coste de la vida regia.

Está por ver si Israel consigue finalmente una buena guerra civil en el Líbano, y otra en lo que queda de Palestina. Y si los americanos hacen en Irán lo de Iraq.

Pero en Iraq y Afganistán no hay año nuevo.

Noche de Reyes

Queridos Reyes Magos:

Hemos sido buenos porque lo hemos aguantado todo. Traednos pues un poco más de ese opio tan bueno llamado esperanza.

12 /

2006

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

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