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La sal de la tierra (1954)

Sherlock/Verdi,

Madrid,

La Puri (Oficina Soviética para el Cine)

Bueno, vale, tenéis razón: rigurosamente nueva no es, que digamos. Pero no me digáis que la onerosa publicidad comercial os ha perseguido con que la compréis, porque no lo ha hecho. Fijo. Porque esta película es LA PELÍCULA que los yanquis prohibieron (allá por 1954). Hasta 1965 no pudo ser vista en Norteamérica. Otra cosa fue en Europa, pero en Estados Unidos, ni hablar del peluquín. Os diréis: ¿por qué? Primero, por los que la hicieron. Comunistas de cabo a rabo, ¡ya me diréis!, empezando por Herbert Biberman —que acababa de salir de la cárcel por ser uno de los “diez de Hollywood” que se negaron a declarar ante el senador McCarthy y su banda de cuervos—, y acabando por Rosario Revueltas, actriz mejicana, expulsada durante el rodaje del país y entrada clandestinamente para rodar lo que faltaba. Segundo, por el tema, claro. Imagínate que no se les ocurrió nada mejor que rodar una huelga. Bueno, de huelga había muchas, todas con los sindicalistas malvados, esto sí. Pues no. Ésta era con los obreros buenos, con los patronos canallas, y los policías repartiendo leña. Además, la peli hacía especial hincapié en el papel de las mujeres (¡ya era hora!) y en los conflictos raciales que se escondían en toda huelga. En fin, lo que Hollywood muestra cada día, ¿no? Pues me parece que va a ser que no, visto cómo se pusieron. La prohibieron más de prisa que corriendo. Ahora, muchas huelgas no hay, la verdad. Podéis mirar ésta de una época en que huelgas, de haberlas había, pero estaba mal visto mencionar su existencia. Así, algún día, quizá habrá alguna, y podremos desempolvar la bandera roja del desván.

10 /

2007

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

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